Como persona altamente sensible, tengo la estúpida manía de tener más en cuenta a los demás que a mí misma
Hoy te escribo desde mi cama. Son las 10:52 am.
En realidad mi día comenzó a las 6:40, cuando por error, sonó la alarma.
-digo por error porque anoche me acosté a la 1:20.
No sé por dónde empezar a contarte. He pensado no hacerlo, pero es que me resulta inevitable no ser yo, no mostrar lo que soy realmente.
Porque no soy sólo una mujer libre, alegre y bailarina que vive al lado del mar.
Soy la mujer sensible que vive aprendiendo a gestionar su propia sensibilidad.
Y ese es uno de los motivos por los que te escribo desde la cama, con la toalla enroscada en el pelo, y el ordenador apoyado en la segunda almohada.
Ayer me rompí.
Estoy rota.
Y eso no es malo ni bueno, es lo que es.
Estoy conviviendo con síntomas físicos como:
Tensión en la boca del estómago, puntadas en diferentes partes del cuerpo, agotamiento extremo, debilidad y pocas ganas de comer.
No te alarmes. No estoy mal, repito.
Estoy en proceso. Y sé que esto es natural en mi. Ya lo he vivido antes.
La diferencia es que esta vez no está mi pareja al lado. Para sostenerme, hacerme comidas ricas. No está cerca. Está en Francia.
Y todo lo que está ocurriendo y como está ocurriendo, es perfecto.
No es ni bueno, ni malo, es lo perfecto para el proceso.
Para esa parte de mi que ya se está preparando para salir, para dejarse ver.
Allis. Así llamo a mi yo del futuro. Es mi avatar. Hablamos casi todos los días. Especialmente, ayer y hoy no paramos de hablar. Está siendo mi sostén. Y yo el sostén de mi niña interior, que está vulnerable ante tanta expansión interna.
Hablar con Allis, me sirve para ser honesta con lo que realmente necesito.
Como persona altamente sensible, tengo la estúpida manía de tener más en cuenta a los demás que a mi misma, algo que todavía, estoy descubriendo.
Cuando hablo con Allis, y le pregunto:
¿Qué pensarías en mi lugar?
¿Qué me dirías?
¿Qué harías?
Boom. La respuesta llega clara y directa. Sin titubeos. Con taanta claridad que asusta.
Y bueno, entre ayer y yo, he tomado 3 decisiones:
Deshacer un plan social con el que me había comprometido y que realmente no quería sostener.
Anular una sesión de Coaching Experimental 1:1 con una clienta que no está alineada en valores y energía.
Parar el trabajo con la project manager del equipo, sé que es el momento de buscar a otra profesional más alineada con la visión actual de la empresa.
Lo difícil ha sido convivir con toooodos los pensamientos que se han desatado en mi mente al tomar las decisiones:
“Eres una irresponsable” “Eres una impulsiva” “Van a pensar que eres mala persona”
Entonces, he hecho el ejercicio de hablar con mi parte más amorosa. Le he mandado una carta. Me he dado cuenta de que no quiero ser “la buena persona”.
Quiero ser YO. Auténtica. En constante evolución.
Ya no quiero pedir más perdón o permiso a cada decisión, límite o medida que tomo.
Porque sé que siempre lo haré desde el amor, el respeto y la máxima empatía.
Eso sí. Primero yo.
Porque cuando yo estoy bien, todo fluye distinto. Para mi y para toda persona que cruce en el camino.
Dicho esto, me despido por hoy.
Te doy las gracias por leerme, por sostenerme.
Me llena muchísimo saber que aprecias mi manera de vivir la vida y de vivir una de mis pasiones.
Por si te interesa saber sobre la Alta Sensibilidad:
Ya está disponible mi libro🌈
“Mi historia como PAS: del dolor a la fuerza” ✨️✨️✨️🫶🏻🫶🏻🫶🏻 En Amazon.Es